Diez años después de la campaña de 2014, cuando los Buckeyes se proclamaron campeones nacionales por última vez, Ohio State ha vuelto a ser reconocido como el mejor equipo del país. En un partido decisivo, lograron vencer a Notre Dame con un marcador de 34-23, alcanzando así su noveno título de la NCAA.
Es conocido que en el mundo del deporte, y sobre todo en el fútbol americano, las apariencias pueden ser engañosas. El sólido inicio de Notre Dame, que llevó a cabo una serie prolongada de más de nueve minutos y culminó con una anotación de Riley Leonard, resultó ser un mero espejismo que solo encendió la determinación de los Buckeyes.
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Ohio State superó el inicio arrollador de Notre Dame
La desventaja que enfrentaron fue momentánea y tras ese primer touchdown que heló la sangre de los aficionados de Ohio State, el equipo respondió de manera implacable, anotando 31 puntos sin respuesta.
Este festival mostró la mejor versión de un equipo que no tuvo que inventar nada para recuperar el control del juego, solo fue necesario confiar en sus figuras. Este impresionante recorrido de anotaciones incluyó la destacada actuación del mariscal de campo Will Howard, quien realizó dos pases de touchdown. El primero a su receptor estrella Jeremiah Smith y el segundo a su corredor Quinshon Judkins, quien se llevó gran parte de los reflectores de la noche.
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El corredor tuvo una brillante actuación con un total de 120 yardas y tres touchdowns, dos de ellos por tierra y uno aéreos. También destacó Smith con 86 yardas y un touchdown. Entre los elementos clave, la capacidad de Howard para proteger el balón sin cometer errores fue fundamental.
Notre Dame apretó en la recta final
Cuando todo parecía que los Buckeyes podrían conseguir una victoria cómoda, la urgencia de Notre Dame, sumada a la seguridad que brinda una amplia ventaja, transformó el encuentro en un desafío. Un pase de Leonard a Greathouse, a tres minutos del tercer cuarto, abrió la puerta a una posible reacción de los Fighting Irish. La tensión aumentó cuando en la siguiente serie lograron acercarse a la zona roja, pero no lograron concretar su oportunidad y fallaron un gol de campo que podría haberles beneficiado.
A pesar de la desilusión, Notre Dame se puso a solo ocho puntos cuando restaban cuatro minutos en el último cuarto, gracias a otra anotación de Greathouse, lo que les dejaba un panorama prometedor para intentar forzar un empate dramático. Sin embargo, toda esperanza se desvaneció para los Fighting Irish cuando los Buckeyes lograron un gol de campo en los minutos finales, convirtiendo su misión en una tarea casi imposible.
